Y Charlot se puso a cantar
'Tiempos Modernos' es una comedia pero también un alegato contra el capitalismo y la industrialización. Además es la primera película en que escuchamos la voz del mítico personaje de Chaplin.
Después de viajar durante varios meses por el mundo, a mitad de los años treinta, Charles Chaplin regresó a Estados Unidos y se encontró con los efectos de la Gran Depresión. Viendo aquel panorama, sintió que necesitaba alzar la voz y criticar los riesgos de la automatización de procesos, que tantos trabajadores había dejado en la calle y tanta hambre había provocado, y hacer frente a la industrialización salvaje que convertía personas en borregos. E hizo lo que mejor sabía, una comedia de las suyas.
Estamos en 1936. Hace casi diez años que el cine sonoro inició su camino, pero Chaplin decide ir contracorriente y hacer otra película muda de su personaje más representativo. No obstante, Tiempos modernos (Modern Times) no será completamente muda; incluirá música y efectos sonoros.
En la fábrica, los fonógrafos o las radios emiten mensajes con las órdenes del jefe de producción, pero no hay diálogos entre los personajes. Aun así, Chaplin hará que se escuche por primera vez la voz de su Tramp, el vagabundo Charlot, el del sombrero, el bastón, los zapatos gigantes y su bigotito. Pero que se le escuche no quiere decir que se le entienda.
La manera en que Chaplin respondió a la gente que quería imponer el sonido en sus películas fue hacer cantar a su personaje en un idioma inventado. Pensaba que, si su trotamundos hablaba, perdería la capacidad de emocionar y cautivar al público y tendría que posicionarse en aspectos sociales y políticos sensibles, lo que, indefectiblemente, provocaría rechazo en parte de su audiencia. El problema que Chaplin veía al hecho de hablar en sus películas no era no saber qué decir, como le sucedió a algunos de sus coetáneos, sino decir demasiadas cosas.
«Que tengamos a nuestro alcance un invento no es motivo suficiente para incorporarlo», decía, y lo dejaba claro en diferentes momentos de la película: en la escena de la canción ridícula, en la lucha contra la máquina que lo engulle mientras él sigue fijando tornillos, o cuando lo usan de conejillo de indias para probar una máquina que reducirá el tiempo que el personal dedica a comer, para mejorar la productividad.
Esta es una de las 30 historias que forman parte del libro Hazme reír (o Fes-me riure, en català). Te invito a hacerte con él, a poder ser comprándolo; si te interesan la comedia y los #MakeEmLaugh, creo que te va a encantar.
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