La vida es un guiñol (y viceversa)
Se basaban en 'Les Guignols' de Canal+ Francia, que a su vez replicaban el 'Spitting Image' británico, pero los Guiñoles españoles consiguieron un estilo propio para parodiar la realidad política.
Si la importancia de un programa televisivo se midiera por su impacto en la audiencia, Las noticias del Guiñol estaría en los primeros puestos del ranking; frases como «buenas noches-noches a todos-todos» o «ezo ez como un toro ¿no?» eran habituales en conversaciones de todo tipo.
Si el baremo fuera su trascendencia en la política, también; el programa de Canal+ fue portada de periódicos por las quejas de algunos políticos por las parodias que hacían de ellos y, al mismo tiempo, otros exigían contar con un muñeco para ganar notoriedad.
Eran menos grotescos que los del referente británico, en parte, porque no los había diseñado un caricaturista como Law y Fluck, sino un marionetista francés que no conocía «los intríngulis» de los personajes reales que debía reproducir. Eso hizo que los creadores de los Guiñoles -con el gran Toni Martínez al frente- decidieran disfrazarlos de otros personajes del cine, la televisión o la literatura, para darles un mayor tono paródico.
Durante 13 años, los Guiñoles se convirtieron un espacio de referencia de millones de personas para informarse de la actualidad de forma humorística y original. Eran los tiempos en los que la política era (algo) más seria y necesitábamos un contrapunto.
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