El hombre de las mil caras
Peter Sellers era en sí mismo un alter ego, porque nació como Richard Henry Seller. Su pasión por interpretar personajes de diferentes culturas tuvo su cénit con el actor indio de 'El guateque'.
Peter Sellers era inglés, pero disfrutaba haciéndose pasar por otras personas, por muchas otras personas, y de cuantas más culturas diferentes, mejor. Tenía oído para los acentos y para cambiar los registros de voz, y lo aplicaba a su innata capacidad cómica. Incluso varios de sus colegas llegaron a decir que necesitaba tanto imitar a otros como respirar.
Algunos de sus personajes más célebres tenían el acento francés del inspector Clouseau; la sabiduría oriental del detective chino Sidney Wang; o el alemán autoritario del Dr. Strangelove, en la mítica cinta de Kubrick,: «¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú».
Pero el papel que más controversia le supuso fue el de un actor indio tímido y torpe, capaz de arruinar una fiesta él solito: el entrañable Hrundi V. Bakshi de El guateque (The Party).
Bakshi es una buena persona, además de cándido, entregado, cariñoso, y culto; su único problema es que es torpe, muy torpe. Los malos de la película, los personajes verdaderamente ridículos, son los productores, las starlets, los ejecutivos de los estudios, los esnobs que viven en mansiones de Los Ángeles y se pasan la vida de fiesta en fiesta.
Quizás por eso tanto Sellers como el director, Blake Edwards, disfrutaron tanto destrozando el casoplón del productor.
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La de Peter sellers es una de las 30 historias de la comedia que forman parte del libro Hazme reír (Fes-me riure, en català), donde está mucho mejor explicada. Si no lo encuentras en tu librería de confianza, pídelo y hazte con él.
En casa hemos celebrado ya dos Guateques inspirados en la película. Mandamos la invitación en un powerpoint con música de fondo de Mancini (la pista que precisamente se llama Birdie Num-Num). Hay concurso de disfraces, piñata rellena de cosas estúpidas, hasta hicimos chapas y tazas conmemorativas con un fotograma de Peter Sellers sentado a la mesa, cortando el pollo que luego acaba en el pelo de la mujer de delante suyo. Se nos va un poco de las manos la logística y la cantidad de personas que metemos en un espacio relativamente reducido, por eso solo hemos hecho dos. Con cinco años de separación. Ahora mismo para el próximo aún nos faltan tres años. Tres, es el número de años. Ni cuatro, ni dos.
Y 'Un cadáver a los postres' también está encima de todo en nuestro montón de películas, alternando posición con las de los Monty Python. Aunque en esa, aunque todos los personajes nos parecen fabulosos, nos roban el corazón Sam Diamond y Dora Charleston. Y Tess Skeffington. Y los demás también, es que todos.